¿buena excusa?
Llevo cinco minutos esperando a la villabesa, pero al fin acierto a ver su rectilínea silueta entre numerosos coches. Se para frente a mí y monto en ella. Al entrar, un simpático conductor me saluda con entusiasmo mientras pago la tarifa correspondiente a un viaje a San Juan. A la altura de iturrama la villabesa se para y da un giro hacia una calle que no solía constar en su recorrido común. La gente empezó a inquietarse, y a preguntar al conductor pero este no les hacía ni caso. Yo también le llamé la atención ya que llegaba una hora tarde a la cita con mis amigos. Pero no recibí respuesta. Advertí que ya nos habíamos salido de los límites de la ciudad y circulábamos por una carretera comarcal desierta, los tripulantes empezaban a arremolinarse junto a la cabina. Pocos segundos después, paramos y unos hombres con gafas de sol y traje negro nos recibieron con una escopeta cada uno y nos obligaron a bajar. Muy asustados bajamos y al mirar hacia el horizonte vi que nuestro autobús no era el único que se encontraba allí. Otros igual que el nuestro se encontraban organizados en una parcela, habría unos veinte allí. Sin embargo fue más sorprendente lo que veía en una explanada a unos 200 metros de nosotros. Una verja contenía y retenía a cientos de personas dentro de un terreno bastante extenso. También advertimos que dentro de ese precinto había unos barracones. A mí me recordó a un campo de concentración, y pensé en el horroroso porvenir que me aguardaba. Miré a las personas que se encontraban dentro cuando llegamos y pregunté a uno de ellos acerca de ese lugar. Me respondió que estaban allí temporalmente hasta que "los Mesías" nos dieran una nueva vida sin sufrimiento alguno. Pensé que le habían lavado el cerebro o narcotizado. Después señaló hacia los hombres de las escopetas y me dijo entusiasmado que estuviera tranquilo que ellos se ocuparían de todo. En unos instantes una voz pasiva como ninguna, ordenó que a los nuevos nos llevaran al sector cuatro y unos cuantos de esos hombres de traje nos llevaron a un oscuro barracón. Momentos antes de que cerraran la puerta alcancé a ver por un resquicio al hombre al que había preguntado bailando con otras personas al ritmo de "American pie" de Don McLean. Parecían felices pero no por la música, pues sus bailes apenas coincidían con el ritmo. En ese momento escuche un verso de la canción que decía: "Today the music die". En la profunda oscuridad de aquel lugar los gritos histéricos de la gente hacían de aquel un lugar horrible. Tenía mucho miedo. Una voz amplificada mediante unos potentes altavoces bañó toda aquella confusión. Los gritos cesaron en intensidad y solo se oían leves sollozos. Intenté no escuchar aquella voz en cuanto empezó a hablar sobre una vida de ensueño, y en mi cabeza sonó la canción que antes había escuchado y conseguí que me inundara toda la mente. Al rato no se oía ningún sollozo y la voz también había callado e incluso alguna risa fría conseguía percibir. Cuando nos abrieron la puerta, nos condujeron otra vez al mismo recinto de antes. Advertí artificiales sonrisas en la gente de allí incluso los que acababan de salir de allí. Esbocé una sonrisa parecida y me camuflé entre la gente. Después pude ver la puerta de la reja abierta de par en par. Con la misma sonrisa y a paso tranquilo salí del precinto. Sin embargo nadie me siguió ni siquiera los guardias me impidieron el paso. A mi espalda oí: tranquilo, ya volverá. Tras unos minutos caminando me di cuenta de que me encontraba en San Juan. Llegué a casa de mi amigo que me abrió con cara de sorpresa.
- Pensaba que no vendrías- me dijo extrañado- llegas dos horas tarde.
- No imaginas lo que me ha pasado
Y así comencé a contar a mis amigos la historia. Ellos, confusos, se miraron y luego me dijeron:
- Anda, toma un euro por una excusa tan trabajada. Así podrás pagarte la villavesa cuando vuelvas.
Le agradecí el gesto y comenzamos a hablar sobre música mientras en mi mente sonaba aquel "american pie".
6 comentarios
de Hita -
¡¡Cuidate!!
Ender -
bierzynska -
sergio -
Mikle -
elias -